¿Hay momentos de tu vida real en los que no te podés separar de tu vida virtual? ¿Estás pendiente de los correos electrónicos de la oficina, de lo que pasa en Twitter y de lo que hablan tus amigas en Facebook? Seguramente, pero tenés que tener en cuenta que hay momentos en los que te tenés que desconectar y reencontrarte con vos y con tu pareja.
Si te sentís identificada con esta situación vas a tener que prender una luz de alerta en tu relación. ¿Sos de las que está desayunando, llega un correo electrónico y lo respondés; está cenando y aparece una notificación en la pantalla del celular y mirás que sucedió; entrás en tus redes sociales sólo para ver qué dice o cómo la están pasando tus amigas (y lo peor es que pasan cinco o diez minutos y estás volviendo a repetir la misma acción)?
Las notebooks, los smartphone, tablets y hasta los dispositivos de música como los iPod te permiten cada día estar más conectada con el mundo y seguramente, eso es muy bueno, pero ¿qué pasa cuando sentís que estar cinco minutos offline es el fin del mundo? La tecnología muchas veces interrumpe nuestras conversaciones, nuestros momentos de estar presente, cara a cara. Quita diálogo y energía. ¿Sabés dónde termina la vida virtual y dónde comienza la vida real? Poner un parate consciente sería lo ideal. Controlar estas situaciones. Apagar el celular o silenciarlo antes de sentarse a comer, no llevarlo a la cama, mucho menos si estás en vacaciones, enferma o en horas de descanso! Aprender a disfrutar lejos de la web… Se ha demostrado que la tecnología puede llegar a ser tanto o más adictiva que el alcohol o el cigarrillo y una muestra de eso es sentir ansiedad en cuanto pasás un minuto fuera de la red.
Te hacemos algunas recomendaciones:
– Identificar: pensá en 3 ó 4 actividades que desearías hacer con tu pareja en la vida real. Entre más actividades pienses mucho mejor. Lo ideal es que durante la semana logren llevar a cabo al menos una. Si finalizando el mes lograste hacer más de 5, todo va por buen camino.
– Registro de datos de conexión: aunque suene raro o parezca difícil, lo único que tenés que hacer es tener en cuenta cuánto tiempo pasás conectada a diario y anotarlo. Tratá de pasar cada día menos, comenzá reduciendo minutos y luego, horas. Al igual que en la primera recomendación, si al final del mes notás una gran disminución, vas bien.
– Controlá la ansiedad: evitá las ganas de entrar a mirar las redes sociales, o tu correo electrónico, cuando estés con tu pareja charlando, no pienses en el celular.
– Desenchufate cada tanto: aunque no te des cuenta, estar pendiente de los espacios virtuales te genera ansiedad por saber qué está ocurriendo en ese preciso momento. Esto puede crearte una compulsión.
Simplificá. Disfrutá. Hacé actividades que te diviertan con tu pareja en la vida real y vas a sentir que la pasás mucho mejor en tu mundo real que a través de la tecnología.